La costera de la anchoa: el momento dorado para los amantes de este manjar
La costera de la anchoa, que abarca desde marzo hasta junio, es mucho más que una simple temporada de pesca, es una celebración de tradiciones centenarias, de la pasión por el mar y de la dedicación de generaciones de pescadores y sobadoras.
Empieza cuando el bocarte, también conocido como boquerón, realiza su migración anual para desovar cerca de la costa, trayendo consigo un espectáculo único.
Según se aproximan a la costa en grandes bancos de peces, los bocartes ascienden desde las profundidades del océano hasta la superficie, lo que facilita su pesca con redes de cerco.
Las anchoas capturadas durante este período se consideran de alta calidad debido a su frescura y contenido graso óptimo.
La costera de la anchoa, que abarca desde marzo hasta junio, es mucho más que una simple temporada de pesca, es una celebración de tradiciones centenarias, de la pasión por el mar y de la dedicación de generaciones de pescadores y sobadoras.
En tierra firme, la lonja recibe con algarabía cada carga de bocartes frescos, listos para ser transformados en auténticas delicias gastronómicas.
Es aquí donde entra en juego el arte de las sobadoras de anchoas, verdaderas guardianas de la tradición, cuyo trabajo meticuloso y cuidadoso da vida a uno de los manjares más preciados del mundo culinario.
Santoña, la vida en el pueblo de las anchoas
Santoña es un enclave marinero forjado en las entrañas del Cantábrico.
Sus calles empedradas, impregnadas de salitre y leyendas, son testigos mudos de siglos de historia y tradición.
Cada amanecer, la villa despierta con el eco de las gaviotas y el aroma a sal, preparándose para un nuevo día de trabajo en la mar.
Y en tierra también.
Los barcos y sus pescadores desfilan al alba para enfrentarse con sus redes al mar bravío, que nada sabe de las leyes de los hombres, para regresar a puerto cargados con el tesoro plateado que llamamos bocarte.
Sobadoras de anchoas
En tierra, las sobadoras trabajan incansablemente, seleccionando, limpiando y preparando las anchoas con el mismo cuidado y devoción que sus antepasados.
Su trabajo no solo es una fuente de sustento para sus familias, sino también un símbolo de la identidad y la tradición de Santoña.
